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En mis pinturas exploro las formas en que nos vinculamos social y afectivamente.
A través de una atmósfera frívola, evoco el brillo, el contraste y la saturación de las pantallas. Creo escenarios donde lo efímero coexiste con un tiempo detenido.

Los protagonistas de estas escenas recrean su identidad en las #selfies e intercambian comunicaciones satinadas que se desvanecen en la red. Posan para mantener el deseo y la ilusión de ser observados. Son espejo de una generación que rinde culto al simulacro.

La realidad aparece como resistencia a un presente digitalizado donde los filtros de Instagram enmascaran la soledad. Frente a la infinita multiplicación de imágenes, la angustia se intensifica. Objetos de utilería con una estética cursi-kitsch reproducen un instante.

Pinto en alta resolución, una intimidad maquillada que expone la fisura del reality. El momento previo al quiebre inminente. Lo que finge estar vivo y es de plástico.

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